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Cristina Bausero “La tipología de las ciudades y viviendas tiene fuertes componentes patriarcales"


Por Patricia Retamal y Geanina Zagal




Directora del Museo Blanes en la ciudad de Montevideo y académica de la Universidad de la República de Uruguay, la arquitecta Cristina Bausero visitó Chile en el marco del “Encuentro Arquitectura Chile- Uruguay” co-organizado por la Universidad de Chile, donde dictó la charla magistral “Mujer, Arquitectura y Ciudad”. Bausero conversó con Ciudad Feminista sobre las tipografías patriarcales de las viviendas, la publicidad sexista en el espacio público y la importancia de pensar las ciudades desde una perspectiva de género.


Has dicho que tu militancia está en el género ¿Cómo y porque llegas a problematizar las condiciones de género en Uruguay?

Si bien considero que vivía en una familia bastante equitativa en términos de división de labores domésticas, cuando termina la dictadura en el Uruguay, empezamos a meditar políticamente, la izquierda uruguaya en los comité del frente amplio, en los comités barriales, me encuentro con un grupo de gente vinculada al trostkismo, y entonces me aproximo a Trostky y a Rosa Luxemburgo empiezo a leer y me voy dando cuenta de que aquello que yo creía, que en mi casa había cierta igualdad, era relativo, y desde ahí salto a las grandes teóricas como por ejemplo Simone de Beauvoir.


En el frente amplio, su relación con el feminismo ¿Cómo fue?

La gran mayoría de las feministas inicialmente eran del Frente Amplio, y hubo avances sin lugar a dudas. Pero es importante preguntarse siempre ¿a quienes llegan mis políticas? ¿Hasta dónde llegan? Porque muchas veces las políticas públicas son pensabas pero no seguidas. Cuando haces casas, en que momento abres la ventana y mira lo que pasa adentro. Así lo que pasa en una vivienda que la gente la considera como un lugar seguro ¿Es un lugar seguro?



Apropósito de la casa, ¿qué cruces consideras importante relevar en función de este diálogo de los estudio de género y el diseño de las ciudades?

La casa tal cual la concebimos desde los primeros feudos del medievo, y como luego se va disgregando, hasta llegar a la familia nuclear, padre, madre hijos. El siglo XVIII se consolida el núcleo familiar burgués, un núcleo absolutamente masculinizado, patriarcal. Entonces las viviendas están resueltas para ese núcleo. Allí arranca la diferencia entre lo íntimo femenino, y lo relacional masculino, entonces el hombre es el que ocupa los espacios relacionales y se viste para esos espacios, y la mujer siempre está en lo íntimo. Si tú lo trasladas incluso a tipologías arquitectónicas contemporáneas, también lo ves de esa manera. Evidentemente, hemos avanzado, pero sigue siendo así: el dormitorio, el matrimonio es que da al frente, el espacio relacional es el que da al frente, los dormitorios que van atrás, donde van los niños, la cocina va para atrás, es una tipología común de cualquier edificio que veas, entonces creo que la tipología tiene un corte que sigue siendo absolutamente masculino. El espacio burgués, como lo define Engels en 1884 se traslada al siglo XX hasta hoy, lo que son las tipologías de vivienda. Creo importante cuestionar la conformación de núcleos familiares cerrados ¿cuál es la necesidad de generar un núcleo idéntico al núcleo tradicional, porque no se genera un núcleo diferente?


¿La vivienda social no ha salido de ese núcleo?

No salió de ese núcleo, la vivienda social es pensaba en la misma lógica, es idéntica. Más reducida, todos los espacios más reducidos, menos materiales, no hay mármoles, no hay cosas, pero no sale de ese núcleo, sin duda.


Pensando en tu vinculación con el arte y la producción cultural y artística en la que las mujeres aparecemos restringidas y limitadas. ¿Cuáles crees son los desafíos en América Latina para una política de justicia social de las mujeres como productoras de arte, como observadoras de producción artística y cultural en las ciudades?

Cualquier política de género, debe ser inculcada en el quehacer cotidiano relacional. Hoy si te vas a porcentajes, a estadísticas, las mujeres artistas siempre son mucho menos que los hombres artistas, y si hubieran muchas más, quienes llegan a los niveles de presentación de bienales, exposición, son los hombres y no las mujeres. Lo mismo pasa en la Facultad de Arquitectura, y acá pasa exactamente lo mismo, somos y entramos más mujeres que hombres, pero lo que llegan a los niveles más arriba siempre son los hombres, no es un problema de política, es un problema de educación.


En tu rol como Directora del museo Blanes ¿Qué dificultad crees que debe superar la museografía para ser un espacio de trabajo y creación que no excluya a las mujeres?

En la planificación anual, siempre pongo exposiciones de mujeres. Hay intencionalidad política de tener en el museo cada vez más participación de mujeres, y además hay una intencionalidad de la Intendencia de Montevideo de que así sea, de que la mujer esté presente en nuestras programaciones.

Yo creo que el museo sin lugar a duda debe abrirse. Yo estoy en un museo que es muy abierto, muy querido, entonces viene muchísima gente. Creo que en vez de que me estén mostrando un cartel de cremas, con una chica muy bonita, con unos senos y mostrándome como se broncea, me gustaría que el espacio público sea el lugar donde me muestran la obra de una artista femenina. La ciudad está llena de elementos que apuntan hacia ese comportamiento de la mujer, la propaganda me devuelve como en un espejo, como tengo que ser yo, pero, si esa propaganda, se modificara, si la señal ética en la ciudad se empieza a modificar, empiezan a aparecer otras cosas, y esas cosas deberían ser culturales y no propaganda, pocas veces se hace una crítica a la propaganda callejera.

“No se prende televisión en mi casa” dicen las personas, pero si sales a la calle, miras los grandes carteles, apropiándose de la ciudad, pagando, y ahí tienes la imagen de la mujer que construye un sistema. No es el museo que construye la mujer desnuda, es la propaganda, es la publicidad la que construye la mujer desnuda, y la mujer desea llegar a ser como esa mujer, ese es el círculo estético que hay que romper.


¿A qué elementos debemos prestar atención para construir y articular una ciudad feminista?

Yo creo que todas las acciones que se están haciendo, desde el punto de vista de la inclusión, en las ciudades, de espacio de seguridad, los puntos violetas en España, separación en los metros, todas esas cosas son acciones que responden a un problema que ya existe, entonces yo lo que propongo es que el problema no exista, y tengo mucha fe en la educación, en la formación.



¿Podríamos decir que tu crítica a la publicidad es también una disputa al patriarcado y al capitalismo?

Exactamente y sin lugar a duda, creo que son dos cosas que van conjuntas, no las podemos separar, entonces tú me preguntabas ¿Dónde están los movimientos feministas en el Uruguay? Hay ahora un deber ser, en lo políticamente correcto que todos los partidos tratan los temas de la mujer, pero sin lugar a dudas el tema de la mujer es un tema político. Creo que son las dos cosas, política y género. Estamos en un mundo capitalista que lo que propone y quiere continuamente es nuestro consumo, generándonos la necesidad de que tenemos que estar flaquitas, de que tenemos que ponernos, esto, aquello y lo otro. Para después, salir por la ciudad, que no es segura para nosotras, que, si viene un grupo de jóvenes, cruzamos a la calle de calle del frente. O si vas a atravesar un parque en la noche, no lo atraviesas, y si vas a jugar con tus niños a la plaza y hay muchachones por ahí, te alejas, entonces todas esas cosas hacen a la ciudad, hacen una ciudad violenta. 

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