Sara Ortiz es una socióloga catalana de la Universitat Autònoma de Barcelona, Master en Planificación urbana en la universidad de Illinois y Doctorada en Planificación Urbana de la Universidad de British Columbia. Además de Cataluña, ha vivido en El Salvador, México, USA y Canadá, y es miembro del Collectiu Punt 6 desde el año 2009.

En Noviembre de 2019, dos de las integrantes de Ciudad Feminista tuvimos la oportunidad de encontrarnos en Barcelona -en plenas protestas independentistas- con el Collectiu Punt 6; colectivo catalán que lleva más de una década trabajando en torno a la ciudad y el género en distintos ámbitos; desde investigación, arquitectura y planificación urbana, a trabajo comunitario y capacitaciones de zonas urbanas.
Con su reciente publicación "Urbanismo Feminista" (Virus editorial, 2019) la cooperativa Col·lectiu Punt 6 han marcado pauta para quienes nos interesan las complejas relaciones entre espacios y feminismos. Admiramos su trabajo y es precisamente por eso que nos interesaba generar un enlace y establecer una conversación en torno a su trabajo territorial, sus aprendizajes y reflexiones, y cómo las iniciativas que han desarrollado en su realidad europea puede constituirse como un antecedente a revisar y considerar al trabajar sobre nuestras ciudades en latinoamérica.
Sara: Nosotras como muchas organizaciones partimos del trabajo de otras mujeres que nos han precedido; cuando empezamos a trabajar hace 15 años lo hicimos recopilando y aprendiendo cosas de la Red Mujer y Hábitat, que a su vez trabajaba con cosas de Latinoamérica y Canadá. Nuestro trabajo de género comienza con el taller La Casa Sin Género, con Zaida Muxí, y aprendimos también de herramientas de Lidewij Tummers y Anna Bofill en otros talleres que compartimos.
Y a raíz de un proyecto que hicimos en la ciudad de Cali en Colombia el año 2015 a través de un fondo de cooperación de una institución de Barcelona, comenzamos a desarrollar herramientas y criterios para una auditoría de seguridad urbana con perspectiva de género, cuya novedad era que se aplicaba en la vivienda y el entorno de la vivienda, un poco como contraparte a las auditorías que se han hecho históricamente que sólo miran los espacios públicos; para romper con la dicotomía de lo público y privado que acusa el feminismo.
María José: Y eso me imagino tendría relación con el material y las guías que ustedes han desarrollado.
Sara: La guía de nuestra página web sale de ese trabajo, y habla de las herramientas que utilizamos, así como de los los criterios que pueden hacer a un espacio seguro.
Geanina: En Barcelona, ¿Cuales han sido sus proyectos?
Sara: A nivel del territorio Catalán -ya que nosotras no hablamos sólo de Barcelona- llevamos muchos años trabajando en urbanismo y perspectiva de género. Ahora todo el mundo habla de Barcelona, pero llevamos muchos años trabajando con municipios y poblaciones del territorio que han desarrollado proyectos con perspectiva de género. Y bueno, esto es en parte por el origen de nuestro colectivo que nace a partir de la Ley de Barrio Catalana, que fue la primera ley española de urbanismo que obligaba a incluir la perspectiva de género en el diseño de espacios y equipamientos, que es algo que recién se está implementando acá.
En Barcelona hemos hecho marchas exploratorias para los planes de barrio, y los criterios resultantes del trabajo participativo con las mujeres se incorporan -en teoría- en los proyectos de los planes de barrio. Se han hecho acciones para que se responda y mejore la presencia de seguridad, y en los últimos 3-4 años ha existido una gran demanda por auditorías y el tema de seguridad, yo creo también por el contexto político-social en el que nos encontramos, en el cual plataformas de base que han llegado a la política institucional han empujado estos criterios, así como el auge del movimiento feminista a nivel mundial.
Las violencias se han trabajado mucho siempre desde el ámbito de lo privado; la violencia en pareja, la violencia familiar, sin embargo en este territorio yo creo que es a partir de hace unos cuatro años que se empieza a trabajar mucho en las violencias en el espacio público.
María José: Claro, lo construido.
Sara: Entonces, por ejemplo hoy hacemos marchas exploratorias en colaboración con una organización que se llama Observatorio Noctámbulas; ellas hacen análisis de temas de género, drogas y ocio, y también se encargan de asesorar a municipios y organizaciones que quieran desarrollar a nivel local protocolos de abordaje de las violencias sexuales en espacios de ocio y espacio público. Así, cuando ellas lanzan un protocolo nosotras hacemos una marcha exploratoria, ya que ellas buscan vincularlo al tema del urbanismo y el espacio, ya que las violaciones sexuales vinculadas al ocio no solo pasan en el mismo espacio de ocio -sea la discoteca o la plaza-, sino que muchas veces, mayoritariamente y las más graves, pasan cuando te alejas más del espacio de ocio, e incluso cuando llegas a casa. Un espacio digamos cerrado. Entonces metemos ese análisis, y este no implica solo ver el espacio y las prácticas de ocio, sino que implica a un tejido social que acaba viendo como el urbanismo y lo físico, tiene un impacto.
Otro ejemplo que te puedo comentar es una auditoría de seguridad que realizamos con la compañía de ferrocarriles catalanes (ferrocarriles de la generalitat), que buscaba mejorar las estaciones con criterios de género. Y bueno, otro trabajo que hicimos fue el relacionado con mi tesis doctoral, en torno a participación acción feminista con mujeres que trabajan de noche en Barcelona.

Fue un trabajo con otras organizaciones de mujeres que apoyan a mujeres que trabajan de noche, y donde tuvimos 24 participantes, entonces con ellas trabajamos revisando cómo el urbanismo y el diseño del territorio las impacta en su vida, y cómo el tema de la nocturnidad; el trabajo de noche, las impacta en ese conjunto. Uno de los temas que apareció mucho era el de la movilidad nocturna y la seguridad. Utilizamos muchas técnicas para recoger datos a nivel grupal e individual con las mujeres de los distintos sectores porque habían participantes que trabajaban en la limpieza de la calle, un hospital, el aeropuerto, enfermeras, trabajadoras sexuales, mujeres que trabajaban en el cuidado de ancianos en geriátricos, mujeres que trabajan en servicios sociales de noche, entre otras.
Geanina: Y ¿de qué forma se implementaron estas técnicas?
Sara: Utilizamos varias técnicas, una por ejemplo, en lugar de hacer recorridos grupales hacíamos recorridos 1:1 con ellas; acompañarlas del trabajo a casa en la noche para hacer recorridos exploratorios y analizar qué problemas tenían. El objetivo era visibilizar que la noche no es solo para unos pocos, y no es solo para temas de ocio, ya que el urbanismo no suele planificar de noche; piensa que las calles cierran cuando se hace de noche, o que es sólo para unos pocos y para temas de ocio, por el beneficio económico.
Entonces se buscaba visibilizar que hay un ejército de personas que se enfrentan a ciertas dificultades por movilizarse de noche, y que tienen una movilidad muy sostenible (bus, metro), pero ya que la movilidad está pensada de forma tan androcéntrica tiene muchos problemas; tardar una hora y media en volver del trabajo pese a vivir a 10 minutos en coche debido a recorridos mal planificados, el cansancio de tener que hacer largos viajes, problemas de percepción de seguridad porque caminas y el territorio es hostil; sea porque vas en metro pero te cruzas todas las noches de fin de semana con gente que va de fiesta y con hombres que te acosan y agreden (verbal y sexualmente), entre tantas otras cosas.
Y bueno, eso es lo que hemos hecho a nivel práctico; hacemos también formaciones, actividades de sensibilización y asesoramiento, auditorias de seguridad específicas, pero nuestro trabajo - siempre decimos - que trabajamos varias variables; movilidad, espacio público, equipamientos, la vivienda, el tema de participación comunitaria.
María José: Y hay algún tema en particular que aparezca de forma transversal en todo este trabajo?
Sara: El tema de seguridad es algo que siempre aparece, sea en espacio público, en movilidad, en vivienda, etc. Trabajas un espacio público y no lo puede separar de ese tema; siempre es transversal, y nosotras siempre lo trabajamos desde una perspectiva no victimista. Nosotras trabajamos este ámbito desde las violencias machistas, desde la configuración social y física de los espacios, pero no para simplemente identificar o señalar el problema. Nosotras somos muy reticentes a hacer mapas de puntos negros cuando no hay un proceso para cambiar las características que lo determinan. Porque qué pasa; asi vas estigmatizando lugares, muchas veces lugares de barrios obreros, empobrecidos, y acabas dando un mensaje que continúa limitando la autonomía, la apropiación, la movilidad de las mujeres en el espacio. Entonces somos muy cautelosas con ese tema.
María José: Claro, la idea de trazar un mapa no es demonizar los espacios, sino identificar características o variables que puedan ser mejoradas.
Sara: Claro, utilizamos estas herramientas como elementos de transformación. Nosotras siempre decimos, cuando hacemos un taller de mapeo o recorridos exploratorios, es para visibilizar lo negativo pero también lo positivo; que lugares nos gustan, que lugares habitamos, que lugares transitamos, porque pueden servir para transformar los otros (los negativos). Es muy transformador el hecho de hacer marchas exploratorias, porque muchas veces llegan mujeres a título individual, vecinas que sin haber hecho trabajo colectivo hablan de las situaciones de violencia, o la percepción de miedo que tienen como algo personal, pero acaban la marcha viendo que el tema no es personal; es un tema sistémico, un sistema patriarcal machista en crisis, que hace que las mujeres crean que el problema es personal y no sistémico. Nosotras siempre lo decimos; llegamos con nuestras experiencias personales, pero acabas la marcha viendo que el tema no es personal. Y estas actividades siempre ayudan a visibilizar eso.
María José: Y me imagino que si trabajan con comunidades también se generan lazos con el hecho de que las mujeres se den cuenta que su experiencia se repite
Sara: Totalmente. Hemos tenido experiencias de actividades que terminan derivando en la creación de otros colectivos feministas, ya que permite que se generen conexiones. Es un mecanismo más allá de sacar datos duros.
Nosotras queremos visibilizar que el urbanismo feminista es un tema que se viene trabajando desde hace poco. O sea, tanto aquí como en Latinoamérica se ha dado el urbanismo con perspectiva de género de hace sólo un par de generaciones. Y es muy necesario, ya que si tu diseñas un espacio sin tener ninguna mirada, va a terminar siendo un espacio muy masculinizado. Y cuando tu veas esos espacios construidos, no verás a mujeres o niñas participando.